PRESENTACIÓN

"--¿Cuál es la función del poeta en cualquier sociedad, Rubén?
--Es un poco como… como un ropavejero desprestigiado. Qué es lo que hace el poeta: de repente en un día de mal humor, o de buen humor, se pone junto a su máquina de escribir y dice lo que le pasa. Y cuál es su esperanza: que eso mismo le pueda pasar a los demás. Entonces, lo que está haciendo es crear un conjunto de harapos para que los pobres puedan ponérselos alguna vez y sentirse un poco menos pobres. Eso podría decir".

Rubén Bonifaz Nuño.



viernes, 21 de julio de 2017

EN ÍTACA, NO HAY NADA

Para Adriana Fernanda, de la que aprendo cada día.


ELLA, MÁS SABIA en amores, quiere precipitar todo sin aprender nada. Pues cree que lo sabe todo. Él, que ignora lo terrible que puede ser amar, sospecha que todo lo que busca se concentra en ella: sabiduría desencantada.






     Tomek, inexperto, le da pausa a todo.  Da un ritmo, al amor que lo habita, de barco en un mar con pairos. No quiere nada, sólo ama; piensa en su destino. Cree, a manera de fe, en conseguir ser escuchado por Magda. Si ella lo entiende, quizá lo guié en cómo amarla sabiamente.  La realidad es el precipicio que le aguarda. 







   Una breve película sobre el amor, al igual que el poema Ítaca, nos dicen que vayamos al ritmo que la felicidad nos marque: los momentos de felicidad nos marcan el paso con el cuál nos precipitamos a la muerte. A esa Ítaca desierta.



ÍTACA
(C. P. Cavafis)

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues - ¡con qué placer y alegría! -
a puertos nunca antes vistos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin esperar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,

entenderás ya qué significan las Ítacas.



Una breve película sobre el amor, dirigida por   Krzysztof Kieślowski, música de Zbigniew Preisner, fue filmada en 1988. Está basada Decálogo VI, versión para televisión que Kieslowski realizó también. Existen dos versiones con dos finales diferentes. Definitivamente el mejor final es donde Tomek aprende la terrible lección de amor y, por bien aprendida, le corresponde con otra lección igual de dura a Magda: “Ya no la espío señora”.