Dice Vicente Quirarte que un sabio escribió: “Cuando un pueblo cae en la esclavitud y conserva en ella una lengua propia, es como si tuviera la llave de la prisión”. También un pueblo que conserva y genera sus propias alegrías se vuelve libre por la gracia de la fraternidad. Eso demuestra las euforias del carnaval en estos días. De liberación nos cantan Chico y Rubén, respectivamente:
¿Y hemos de llorar porque algún día
sufriremos? Sobre los amantes
da vueltas el sol, y con sus brazos.
Amigos míos de un instante
que ya pasó, regocijémonos
entre risas y guirnaldas muertas.
Aquí las águilas, los tigres,
el corazón prestado; en préstamo
dados el gozo y la amargura;
la muerte, acaso para siempre,
por hacerte vivir; por alegrarte
tengo, entre huesos, triste el alma.
¿Y habremos de sufrir, entonces,
sólo porque un día lloraremos?
Giran los amantes libertados
con la noche en torno. Entre guirnaldas
de un instante, amigos, mientras dura
lo que tuvimos, alegrémonos.
Rubén Bonifaz Nuño, en El ala del tigre, 1969.
Rubén Bonifaz Nuño, alegre.